lunes, 28 de febrero de 2011

Lógica Progresista

Leemos en Página/12 una emotiva nota sobre la vida cotidiana de las comunidades aborígenes, realizada la compañera Silvia, antropóloga social, que aprovecha la oportunidad para exigir una autocrítica a los medios que abordan el tema de los pueblos originarios limitándose a su victimización, “sin darles la suficiente capacidad de empoderamiento y presencia.” Por eso Silvia, la antropóloga social, habla por ellos. Se ve que a través de ella sí “tienen presencia”. Pero miren si la tendrá clara Silvia, la antropóloga social, que, al mismo tiempo que “empodera” a las comunidades aborígenes, nos puede regalar una serie de definiciones sobre las características principales de nuestros indígenas locales.

Resumamos las Premisas:

“La mujer puede estar enterada y tener una autoridad moral, pero muchas veces no ocupa cargos políticos”

“El cargo político, en algunos casos, es hereditario por línea masculina.”

“Entrevisté a muchas mujeres mayores a las que sus padres les decían: '¿Para qué vas a ir a la escuela? La escuela no sirve para nada. Lo único que sirve es trabajar la tierra y hacer lo mínimo de primaria'”.

“Más del 90 por ciento me contó que tuvo un período de encierro durante la menarca, restricción alimentaria y demás."

“Ahora hay un mayor índice de lo que nosotros llamaríamos el embarazo adolescente y fuera del marco de la unión conyugal, pero esto está aceptado por muchas familias porque está valorizado el ser madre”.

“¿Tienen conocimiento del debate en torno de la despenalización? No, porque eso implicaría conocer derechos sexuales y reproductivos y no los conocen.”

“Pero esto de pensar el cuerpo como algo que uno previene no es parte de la cultura.”

“Hay sociedades indígenas en las que hay hombres que no harían ciertas cosas, como lavar la ropa o cocinar, porque no es parte de lo que ellos consideran su cultura.”

Después de semejantes proposiciones, la conclusión resulta tan evidente que suena incluso redundante el balance final expresado en la introducción a la última pregunta de nuestros entrevistadores:

“En ciertos aspectos parecieran estar más
avanzados que el resto de la sociedad...”

Tremendo ejemplo de razonamiento inductivo. Es una lástima que nuestro dúo de periodistas no precisaran a que aspecto en particular se referían: a la misoginia, al rechazo de la medicina preventiva, al embarazo adolescente, al encierro de las mujeres durante su tránsito a la pubertad, o al carácter hereditario de los cargos políticos. Desde acá no juzgamos las costumbres de las comunidades de nuestros connacionales, por lo menos no de aquellas que cumplan con los preceptos básicos que hacen a la supracomunidad de la cual forman parte, como argentinos. Respetando esos márgenes básicos, que cada quien que viva según le parezca. Ahora, eso sí, humildemente y puestos a elegir, déjenme decir que prefiero seguir perteneciendo al “resto de la sociedad” para la que escriben Silvia y sus amigos…

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