domingo, 13 de febrero de 2011

La Batalla de Fondo

Leemos está nota de Luis Bruschtein en Página 12, que ya tiene algunos días de ir circulando por la web…

“Cuando asumió Alfonsín, el respaldo era tan grande que la sensación generalizada era que esa fuerza sería inamovible. Si bien Alfonsín creó un precedente político importante en el radicalismo incorporando nuevos relatos a la liturgia partidaria, perdió fuerza en la sociedad. Y con su muerte recogió respeto por su historia pero no generó un proyecto. Cuando asumió Carlos Menem, otra vez la sensación era de una escena fundante. Esa alianza del peronismo con las clases altas proyectaba un poderío imbatible. Después de diez años, esa sensación se desvaneció.”

Se explica en la nota que, más allá de la mística alfonsinista y de la sobrevida de ciertos rasgos programáticos del menemismo, ambas fueron experiencias históricas, para decirlo de alguna manera, fallidas. A tal punto lo fueron, que hundieron la sola posibilidad de pensar en un tercer movimiento histórico, término que pasó a ser una mala palabra en los mundillos académicos y en el ambiente progresista que asociaba el cambio más a la “prolijidad”, la “administración” (progresista, pero administración al fin) y la “honestidad”. El mayor de todos los déficits de la Alianza, aquello que preanunciaba su fracaso, probablemente haya sido la incapacidad (más aún, el desinterés) de dotarse de un sentido histórico. Ni siquiera se propuso construirse un destino.

El caso de Kirchner puede decirse, a esta altura, que es al menos diferente. La generación de un universo simbólico propio y específico de su época, su desarrollo en una etapa de condiciones objetivas extraordinaria para América Latina, la construcción de un relato complejo de continuidad y ruptura con las fuerzas “constituyentes” que se vislumbraron en la crisis de 2001, la exitosa gestión de gobierno, y sí, el vacío de significados que dejó su repentina muerte, son elementos que permiten suponer que estamos ante un proceso de distinta envergadura que los encabezados por Alfonsín y Menem.

¿Ahora bien, alcanza para poder decir que existe algo llamado kirchnerismo? Es difícil saberlo. Fede Vázquez, en un breve pero clarificador post, divide el campo (popular?) en dos: los que creen en el kirchnerismo y los que no. Desde mi lado de la cancha, y sólo en función ir precisando los términos de un debate clave de cara al futuro, yo diría que más que en el kirchnerismo algunos creemos en la posibilidad del kirchnerismo. Y toda posibilidad es, ante todo, una disputa.

En esa lucha que ya se está dando (porque ahora es cuando), creo que es posible identificar hoy no dos sino tres vertientes bien diferenciadas. Por un lado los “Manolos”, a los que K condujo pero nunca lideró, para los cuales (tal como lo señala FV) el kirchnerismo aparece como ausencia. Para aquellos no se puede hablar de kirchnerismo más que, a lo sumo, cómo una forma de conducción que resultaba necesaria para determinado momento del país. Kirchner se parece más a esos delegados que Perón seleccionaba de acuerdo a la coyuntura, que a un potencial sucesor.

Hay otro sector, que en su gran mayoría se encuentra dentro del peronismo, para el cual el kirchnerismo es una expresión histórica del movimiento, sí, pero también es la mejor. La auténtica. La que reconcilió al peronismo con la sociedad, la que los reconcilió a ellos con el peronismo, la que se aggiornó al nuevo siglo, la que incorporó nuevamente a la vanguardia de las clases medias a un proyecto transformador, cómo en los setenta. Son, para tomar un ejemplo paradigmático, unos pibes bulliciosos que hace unos años eligieron para identificarse (no sin un dejo de provocación) un nombre reticente para el universo peronista ortodoxo, y que de pronto comienzan a volver a pintarse las remeras con la cara del general, a sacarse fotos con los dedos en V o a entonar la marcha en la sobremesa de sus asados. Son, por sobre todo, los que fueron de Kirchner a Perón, con mayor velocidad una vez fallecido Néstor, cuando la liturgia peronista se convirtió tb en una forma de demarcar el terreno, trazar una cancha que dejaba afuera a aquellos que no querían dejar de jugar en la definición de lo que es (o debe ser) el kirchnerismo, discusión abierta una vez desaparecido el líder.

Para Bruschtein, la clave estará dada por como se defina la interrelación conflictiva entre estos dos sectores en el seno del peronismo:

“De los peronistas que se quedaron, habrá muchos que se alinearán ideológicamente con el kirchnerismo, que tiene muchos de los rasgos históricos premenemistas del peronismo, y otros simularán hacerlo, también a la espera del 2015. Allí estará la confrontación de fondo y no tanto con los que se fueron. Según lo que suceda en los próximos años podría ser allí también donde se comience a reconfigurar una nueva alternativa popular de poder como construcción estratégica, sumando a los sectores kirchneristas no peronistas.”

Este último actor, el cual debido a su inorganicidad con el gobierno es más difícil de conceptualizar (meramente) como “kirchnerista”, viene ganando fuerza en los últimos meses y comienza a ser un actor medianamente influyente, después de que parecía haberse fundido tras el giro orgánico de NK en el 2005. De hecho, probablemente sea materia de un futuro post, pero en efecto aquellos transversales se fundieron luego del fracaso de esa experiencia. Esta nueva progresía (que emergió  a partir de un nuevo giro del gobierno, esta vez a causa de la “crisis del campo”), ya no referenciada en la socialdemocracia republicanista europea, que apuesta (con mejor y menor suerte) a replantear su relación con las experiencias populistas latinoamericanas, anda en búsqueda de una identidad esquiva que parece cada vez más proclive a configurarse entorno del significante “kirchnerismo”. Es decir, va en dirección de tratar de disputar (todavía de manera confusa y voluntarista) el sentido de esta palabra de doce letras que aún no sabemos qué nivel de perdurabilidad tendrá, pero que este progresismo tiene que independizar del peronismo para poder configurarla como referencia ideológica propia.

La reacción ante esto de los que sí suponen tener en claro que significa el kirchnerismo, ya lo dijimos, fue su peronización, como forma de cercar esos embates y conservar un capital que, luego del 28J donde tocó su piso de cotización, se había revalorizado mucho, lo suficiente como para no querer compartirlo con nadie. Tal situación es la que llevó a que en este último tiempo las dos ortodoxias, la kirchnerista y la peronista, tuvieran un mayor grado de afinidad, delimitándose frente a este tercero en discordia.

Pero en la política no vale la foto sino la dinámica, y si hay un mérito en la nota de Bruschtein es la de saber diferenciar entre lo que es secundario y lo que Perón llamaba el “centro de gravedad” y, así, el periodista se adelanta a los acontecimientos de estos últimos días. El “kirchenrismo de paladar negro”, de acá en más, con su líder desaparecido y su heredera natural en duda para esta elección y descartada para la siguiente, comenzará la ardua tarea no ya por acumular (para lo cual resulta comprensiblemente molesto que otros abreven en su fuente) sino por sobrevivir, lo que implicará desafiar a los únicos que ponen en riesgo su identidad, que son los que hoy la niegan, o la aceptan a regañadientes con la secreta convicción de que pasará, como las estelas en la mar…

“En lo que hace a la perduración del kirchnerismo, es indiscutible que en ocho años generó un relato vigoroso en lo simbólico y en el plano de los hechos. Tal como está planteado ya en este momento, tiene todos los elementos que alimentan una experiencia política que trasciende su instante. De lo que pase en los próximos años dependerá la fuerza de esa proyección: si se convierte en hegemónica en el campo popular, si sólo será un factor más en ese campo o si durará hasta la primera derrota.”

Cristina lo sabe, leyó a Perón (y el Chino Zannini a Mao, que en muchas cosas pensaba parecido), y por eso, entre otras cosas, es que en estos días tomó definiciones estratégicas sobre lo que vendrá…

1 comentario:

  1. Bueno puedo seguirlo por aca , quiero que me digas cual es la visioon maniquea del PJ , yo creo quee l PJ y la UCR son intentos fallidos de partidos y que lamentablemnete no se han ordenado ideologicamente los espacios politicos como supongo soñabamos algunos en 2001 . Creo que Rossi por ejemplo seguramente tiene mas cosas en comun con Binner que con Reutemann u Obeid , lo cual muestra lo que es el PJ , todos unidos traicionaremos . Creo que lo que paso con el miembro de la mesa de desenlace destituyente Geronimo momo Venegas , traidor cinsuetudinario de la clase obrera , mostro claramente lo que es gran parte del PJ . Creo que lo que decia Ricardo Forster de la anomalia kirchnerista me suena cada vez mas cierto . Y obviamente que PJ no es peronismo .

    Creo que es por so que gran parte del PJ no cree que kirchnerismo sea la superacion del peronismo , rapidamente lo han intentado encapsular erradamente dentro del peronismo y peor aun del PJ . Creo que lo que hace Artemio Lopez es realmente nefasto en ese aspecto y en casi todo lo que hace ( yo desde que en 2009 llamo a no votar a Heller sino a Pino , no le creo nada ) . Y con Gerardo Fernandez lo que le dije es porque ya estuve hablando con el y a el no le importa nada el crecimiento territorial del EDe . Entonces partiendo desde ahi no puede decir que hay troyanos porque a muchos no nos gusta nada Boudou , el es la minoria en el partido y siendo afiliado me dijo que no acataria la decision del partido si no coincide con la suya ( ojala Boudou no sea el candidato y lo bajen porque si hay que votarlo me tendre que tapar la nariz para hacerlo probablemente en segunda vuelta ) y creo que para hacer un gran frente hay que contar todos los porotos , cuantos legisladores vamos a tener y cuantos diputados nacionales por la ciudad , con acuerdo o sin acuerdo y eso es una variable que nadie menciona no?

    Volviendo al kirchnerismo , desde hace tiempo ya recibimos embates pejotistas contra el famoso seisieteochismo desde la ortodoxia y es siempre ese mismo debate entre el que se acerco dese ele PJ al kirchnerismo y quienes lo hacemos desde otras vertientes ideologicas de izquierda

    Me parecio divertido ese comentario de una mina que dice que Martin es centrista , que lindo salir un partido politico a la calle a militar a favor de la legalizacion del aborto , eso es centrismo :)

    Un abrazo

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