martes, 29 de noviembre de 2011

jueves, 25 de agosto de 2011

Si Majul fuera periodista...

No escribiría una nota tan obscenamente pasquinera como la que publica hoy en La Nación, titulada "Si Binner fuera Presidente", dedicada a la nueva esperanza blanca del antikirchnerismo... este tipo de propaganda le hace muy mal a la república, Hermes...

martes, 16 de agosto de 2011

Ojo al Piojo: las Tareas del Triunfo


Consumada la aplanadora victoria de Cristina Fernández de Kirchner, habrá que terminar de saborear estos dos, tres días de celebración, y volver rápidamente a pertrecharse y ocupar el puesto de batalla para los setenta días que restan. La estrategia que ya comienza a adoptar el arco  opositor es hija de la desesperación y de la falta de alternativas, pero, justamente por eso, esta vez sí que será unísona: tratarán de instalar la idea de que CFK ya ganó, que nada de lo que hagamos (ni nosotros, los candidatos; ni usted, el votante) cambiará ese resultado, y que teniendo en cuenta que los cuatro años de Cristina ya están asegurados, se puede votar a quien sea pero siempre teniendo en cuenta lo negativo que implica que una sola fuerza concentre tanto poder electoral y/o legislativo…   

Como siempre, fue Elisa Carrió la que expresó de manera más obscena este Plan B, que terminará de delinearse y ser imitado (en mayor o menor medida) por el resto de las fuerzas cuando vuelva a arrancar la campaña. Después de haber dejado el domingo en completa soledad a Adrian Pérez, poniendo la trucha en lugar del vacío de liderazgo y votos de la conducción, Lilita reapareció ayer con dos claras consignas: su apartamiento de la campaña (que evita reincinerarse en octubre, lo que da cuenta del nivel de compromiso con su fuerza) y el llamamiento al “corte de boleta” para no perder presencia legislativa de cara al nuevo período. De manera similar, pero con una cautela más acorde a sus votos (o sea, tampoco tanta), se pronunciaron hoy Alfonsín y Duhalde.

Tendremos que estar atentos en los días venideros para no contribuir a esta estrategia exacerbando al extremo el clima de triunfalismo que naturalmente tiende a proliferar en nuestro espacio, pero que sólo es electoralmente útil cuando la competencia se encuentra abierta. En efecto, bajo este escenario en donde el triunfo de Cristina ya no está en discusión, la tarea no es arrastrar en la ola de la victoria a los indecisos, sino retener a los que el domingo le dieron su aval al gobierno, para lo cual la generalización de la percepción de que “todo ya está definido” es probable que sólo pueda terminar perjudicándonos.

Aquello implica superar rápidamente el regodeo de la paliza propiciada el domingo y, tras la resaca permitida después de toda fiesta, recuperar rápido los reflejos para instalar la idea de que todavía no se ha ganado nada, remarcar a la población que este camino de progreso necesita una ratificación acorde a los desafíos que quedan por encarar, recordar a los votantes el papel de “máquina de impedir” que ha tenido el Congreso en estos últimos dos años, y explicar que el mejor contralor de una gestión de gobierno lo representan las fuerzas sociales en las que este se apoya.

Hacia allá vamos, más que nunca a paso de vencedores.

lunes, 1 de agosto de 2011

El Fracaso del Republicanismo

El acuerdo alcanzado por Barack Obama para evitar el default estadounidense reafirma la rendición incondicional como sustrato de la política económica del líder demócrata. A cambio de elevar hasta el 2013 el techo de endeudamiento (que le permite garantizar el pago de obligaciones hasta después de las elecciones), Obama se compromete a una poda histórica del presupuesto del Estado Federal y claudica su principal caballo de batalla en este entuerto: la eliminación de las exenciones impositivas a aquellos norteamericanos que superen el cuarto de millón de ingreso anual.

El abandono de la principal bandera de Obama en la disputa por un “enfoque balanceado” que abordara el problema del déficit crónico no sólo ajustando el gasto público (con las consecuencias sociales y económicas que ello conlleva) es el corolario de una actitud timorata que se acentúa cuanto más radical se presenta su contraparte. En efecto, la negociación para evitar el default fue elevando las apuestas de los contrincantes, hasta el punto tal que el primero en tomar una actitud “racional” iba a ser el derrotado. El Tea Party, facción extremista del GOP, obligó a los republicanos a llevar la amenaza de la cesación de pagos hasta el final, en una apuesta riesgosísima que podría haber acabado con esta experiencia de conservadurismo ultrista. Tanta osadía tuvo su recompensa ayer, cuando Barack enterró definitivamente su modesto ensayo de volver a ser aquél líder que invitaba  a jugarse patriadas, sin más ayuda que la “Audacity of Hope”. De nuevo, vimos al Obama centrista, supuestamente por encima de las facciones partidarias (pero sistemáticamente funcional a la conservadora), que de tanto ir a la captura de los votos  independientes ya comienza a olvidarse la razón por la que buscaba ocupar la presidencia en primer lugar.

Obama podría ayer haber subido la apuesta, enfrentar la extorción del Tea Party redoblando el desafío y haber violado el debt ceiling acogiéndose a la 14° Enmienda o apelando a cualquier otro artificio legal. Pero no, fue más importante para el atenerse al marco normativo, respetar las instituciones, obedecer el más obtuso republicanismo y someterse a una pequeña minoría radical que aprovecha esas ventajas procedimentales para condicionar la política económica de todo un país, el más poderoso de todos. No sea cosa que tanto "populismo" espantara a la middle class, que de todas maneras no va a votarlo mientras que la crisis económica se mantenga, lo cual parece estar asegurado en tanto se insista en la receta del ajuste fiscal, tal como lo demuestra el ejemplo griego.

Lo que sucede en Estados Unidos no deja de ser un ejemplo cabal de los límites del progresismo blanco, incapaz de llevar hasta el final cualquier batalla política, que si es tomada en serio inevitablemente implica poner en riesgo el capital político propio, en una apuesta que no puede ser regimentada por andamiaje institucional alguno, porque de ser real nos obliga a forzar los límites de lo establecido e, incluso, a veces hasta de lo permitido.

Por suerte, acá en Argentina hace tiempo que nos dimos cuenta que “en la vida las cosas se consiguen peleando”, y que cuando nos piden el tan mentado “respeto a las instituciones”, bajar la confrontación, fomentar el diálogo o terminar con la “crispación”, en realidad nos están reclamando entregarnos de pies y manos frente a aquellas corporaciones que sí están dispuestas a llegar a cualquier extremo con tal de defender sus intereses.

martes, 28 de junio de 2011

Cierre de listas: Ni muy muy Ni tan tan

Este post de Artemio López es una buena primera excusa para seguir pensando en el escenario que se ha abierto tras el cierre de listas. En este caso, Artemio se suma a varios que, como respuesta a la magnificación que los multimedios han hecho de las tensiones generadas por la repartija, se han propuesto minimizarlas hasta el grado tal de llegar a su negación, cosa que a nuestro humilde entender es igual de errado.

Más aún cuando, para sostener este razonamiento, se apelan a datos objetivamente equivocados. En efecto, Artemio sostiene que es exageradamente falsa la idea de una “invasión de La Cámpora en el cierre de listas, en especial la bonaerense”, y argumenta que de los 16 diputados que podrían entrar en dicho distritos, sólo dos, De Pedro y Arregui (6° y 9° puesto, respectivamente), forman parte de dicha organización.

Lamentablemente, pos elección de Filmus como candidato a Jefe de Gobierno porteño, Artemio clausuró en su blog los comentarios, que ha decir verdad se estaban volviendo bastante réprobos hacia su persona, aunque sin alcanzar niveles de agresividad que puedan espantar a alguien acostumbrado al divertido ejercicio de la chicana y la provocación.

Si existiera esta posibilidad, podríamos comentarle a Artemio que además de “Wado” y del actual intendente de Moreno, figuran en esos primeros 16 elegidos los nombres de Gloria Bidegain (8° lugar) y Mayra Mendoza (15° lugar).

Gloria no sólo es la hija de Oscar Bidegain, también es la presidenta del PJ de la localidad de Azul. Pero, además, la actual diputada tiene estrechísima vinculación con La Cámpora y es por lo menos discutible si su elección constituye un reconocimiento al poder territorial peronista o si se inscribe en esta lógica de consolidar el espacio de los incondicionales. Mayra, por su parte, es gerente de Relaciones Institucionales de la ANSES y un importante referente de la organización juvenil conducida por Máximo Kirchner.

Por otro lado, cabe decir que el corte en 16 es absolutamente capcioso, en tanto que el mismo consultor presupone que el arrastre de CFK permitirá hacer una elección al menos similar a la del 2007, en donde se logró cosechar un total de 20 bancas y no 18, cómo se sostiene equivocadamente en el post.  Si utilizaríamos este segundo criterio, mucho más acorde a la realidad, advertiríamos que en el 20° puesto se encuentra Horacio Pietragalla, 75° nieto recuperado por abuelas y militante de la agrupación HIJOS de La Plata, de donde proviene originalmente “Wado”. Estamos hablando entonces ya no de dos, sino de cinco candidatos con chances ciertas de entrar.

No se pretende con esto hacer una especie de macartismo sobre los compañeros de La Cámpora, que constituyen hoy un elemento central en la estructura de poder que se está constituyendo de cara al segundo mandato de Cristina. Se trata de precisamente comprender este rol fundamental que se les ha asignado, para lo cual es necesario hacer una evaluación real de la dimensión del espacio que van a ocupar después de diciembre. Su presencia, sumada a la de otros incondicionales como Eric Calcagno (13°) o Santiago Aragón (18°), es un indicador cabal de que estamos ante un cierre de listas que expresa una redefinición del equilibrio de poder interno que se estableció desde el 2007, y la vocación de generar las condiciones para profundizarlo.

Después de todo, nada tan grave como para justificar los espamentos de los analistas de los grandes medios de comunicación, que agitan fantasmas con la esperanza de rupturas que nunca avienen. Pero tampoco tan insignificante para evadirnos la tarea de pensar en serio que implicancias tienen estas decisiones sobre el escenario que se vendrá tras la elección.

Les dejo la lista con los 20 primeros, detallando más precisiones sobre su procedencia, para que cada uno haga sus propias cuentas...


sábado, 25 de junio de 2011

Cierre de listas y el síndrome del pato rengo

El vertiginoso cierre de listas y los nombres que comienzan a definirse para cada uno de los puestos, permite empezar a aventurar algunas lecturas sobre la estrategia oficial. La obsesión que tenía Néstor sobre el síndrome del “lame duck” y las dificultades que supone una reelección sin posibilidades de renovar el mandato, parece ser compartido por su socia política y actual conductora del proyecto nacional. Lejos de las visiones elucubradas por algunos inocentes que distorsionan la realidad según sus deseos, la Presidenta no ha diseñado su dispositivo electoral pensando sucesiones en futuros lejanos, sino que ha priorizado la garantía de gobernabilidad durante su mandato. La volatilidad del humor popular, que CFK más de una vez ha mencionado en sus discursos, y el temor a un nuevo escenario como el de la 125 pero esta vez agravado por la imposibilidad de ser reelegida, son las razones que guiaron el armado de listas y probablemente hayan sido los motivos más concretos por los cuales la Presidenta dudó en algún momento, si es que lo hizo, de presentarse a un nuevo mandato.

En este sentido, fallarán los análisis que pretendan ir más allá de la Lealtad (valor básico para la comprensión del hacer política del peronismo)  y pretendan descifrar en las últimas decisiones de la Presidenta supuestos corrimientos hacia la izquierda, la derecha o el centro. La lapicera roja de Zanini fue inclemente para Scioli, pero también lo fue para Moyano e incluso para Sabbatella, es decir, para todo lo que no sea tropa propia.

Como se explica con inteligencia en este post de Gerardo Fernández, el amague de Capitanich estuvo orientado a disciplinar a Scioli y obligarlo a aceptar compartir fórmula con Mariotto. En otras palabras, una negociación en donde se intercambió gobernabilidad por capacidad de legado. El criterio es comprensible, desde que para lo segundo siempre habrá tiempo y, en cualquier caso, jamás será posible si no se garantiza lo primero.

Quedarán para evaluar los riesgos de los que no está exenta esta estrategia. Más allá de los heridos que siempre quedan tras un cierre de listas, lo cierto es que el armado ha terminado siendo tan orgánico que tal vez pueda llegar a pecar de sectario. Los más cercanos no sólo son los más fieles al proyecto y al liderazgo de Cristina, también están allí varios otros que han escondido bajo las faldas de la Presidenta su incapacidad para la construcción de una fuerza territorial propia. De la misma manera, la carencia en este grupo de confianza de un exponente que reúna un capital electoral interesante puede ser una garantía de lealtad, pero es probable que al mediano plazo se revele también como una insuficiencia importante.   

De cualquier manera, más allá de las especulaciones lo único claro hoy es que las últimas decisiones de Cristina suponen la apertura de un nuevo escenario, en donde el único error sería el de menospreciar las dificultades de los desafíos que se nos avecinan, en esta dichosa etapa histórica en la que tenemos el lujo de participar.

lunes, 20 de junio de 2011

La Fórmula para la Victoria


Porque es un gobernador exitoso, joven y capaz, con un gran futuro por delante…

Porque ha logrado que por primera vez el Chaco tenga un proyecto de desarrollo, con una inversión pública en infraestructura nunca antes vista…

Porque demostró lealtad al proyecto y lo bancó en los momentos más difíciles…

Porque el panorama electoral ya no está tan sencillo como hasta hace unos meses…

Porque la complejidad del escenario obliga a ampliar el juego y hacer una fórmula orgánica pero no sectaria…

Porque cualquier elección que haga Cristina tiene que ser pensando también en el 2015…

Por todo esto y más, a días de resolverse el misterio, este blog se pronuncia a favor de la candidatura a Vicepresidente de la Nación de Jorge Milton Capitanich.

He dicho (?).

lunes, 18 de abril de 2011

fuego disuasivo

Cinco días después de que Obama se despachara con el discurso más jugado desde su derrota electoral en noviembre de 2010, Standard and Poor’s modificó las perspectivas de la deuda norteamericana, que pasó de ser “estable” a “negativa”.

Como consecuencia, el Dow Jones cayó 1,63% apenas se conoció la noticia, y es probable que pueda bajar un poco más. Pero lo que es más grave, la decisión de S&P es el primer paso para una eventual pérdida de la categoría “AAA” que actualmente ostenta la superpotencia y que la coloca como el destino más seguro para realizar inversiones.

Estados Unidos vive hoy la extorción de las agencias de riesgo que nosotros conocimos tan bien durante el angustiante preludio de la crisis de 2001. Estas agencias, que son las mismas que no advirtieron el abismo al que se dirigía la especulación financiera que generó la crisis más importante desde la Gran Depresión, constituyen hoy la espada de Damocles que se ciñe hoy sobre los PIGS, haciendo el papel de vigías que monitorean las políticas de ajustes que se están aplicando en estos países. Ahora, insaciables, también le ponen límites a las tímidas resistencias que ensaya Barack.

Después de la tensa negociación por el presupuesto 2011, donde Obama debió aceptar recortes por 38 mil millones de dólares para evitar el shutdown del gobierno federal, el presidente intentó retomar la iniciativa y sorprendió el miércoles con un discurso “partisano” que recordó a los mejores momentos de la pelea por la Health Care Reform, que al final logró pasar (aunque bastante lavada, por cierto) a costa de la horadación de gran parte de su capital electoral. Desde entonces, y desesperado por no perder a los votantes independientes que resultan claves para el 2012, Obama ha estado “centreando”, tratando de ubicarse como estadista, por encima de las disputas partidarias, e intentando recuperar un poco la imagen de “outsider” que perdió durante sus dos años de gobierno. La estrategia era buena pero se encontró con un límite fundamental: como siempre, es la economía, estúpido.

En efecto, los republicanos se despacharon con un plan fiscal que prevé recortar en una década más de 4 billones de dólares, ensañándose especialmente con el financiamiento de Medicare (el PAMI norteamericano), pero incluyendo recortes considerables en educación, infraestructura y seguridad. Todo bien con las tácticas políticas, pero ninguna puede dar resultado en un clima de contracción económica y malestar social como el que generaría la aplicación de un ajuste fiscal de esta magnitud. Obama se vio obligado a plantarse y a desempolvar los ideales que dice defender, aunque no se deba a otro motivo que a su supervivencia política.

We will all need to make sacrifices. But we do not have to sacrifice the America we believe in. And as long as I’m President, we won’t.” señaló Barack en una de las partes más emotivas de lo que fue un discurso sorpresivamente radical, que al menos sacó del marasmo a una base demócrata que venía desilusionada ante la sobreactuación del semblante bipartidista que venía ensayando el presidente. Su estrategia de conciliación ya no corre más, veremos cómo le va en el terreno de la confrontación, si es que se anima.

Pero conviene no confundirse: la discusión entre republicanos y demócratas es de grados, el ajuste fiscal es inevitable y lo único que está en debate, para usar las palabras de Obama, es si se va a hacer con bisturí o con machete. El lobby financiero hoy dio su veredicto, y les advirtió a los estadounidenses, especialmente a su primer mandatario, que conviene que miren hacia arriba y constaten por sí mismos que la espada de Damocles del poder fáctico, también rige sobre sus cabezas.

sábado, 16 de abril de 2011

Periodismo Militante

En toda guerra hay algunos soldados que son mandados al frente como “carne de cañón” con la única esperanza de que, en el mejor de los casos, serán recordados como mártires. No será el caso de Miguel Wiñazki que, cuando finalmente el lío con Clarín pase (como pasa todo en este mundo) deberá hacer grandes esfuerzos para recuperar algo de su carrera periodística.

No sabemos que apuesta perdió Miguel, pero la cuestión es que lo han puesto a firmar las notas belicistas de Clarín, exponiéndolo a un ridículo del cual le será muy difícil volver. En medio de esa loable misión, que esperemos sea compensada como para sacrificar su vida profesional, ayer Wiñazki se despachó con una nota que demuestra que la especialización permite superar los propios límites personales.

Comencemos por señalar el cipayismo inherente a la nota en cuestión, que manda a un “enviado especial” a Austin, Texas para analizar al periodismo argento a través de un estudio realizado por una universidad norteamericana. Medio al pedo, podría haber pedido el estudio por mail, pero bueno, suponemos que semejante quemo justificaba al menos sacarlo a pasear a MW.

Por otro lado, resulta hilarante que se haga una nota de barricada, que abandona explícitamente toda pretensión de imparcialidad, justamente para criticar al “periodismo militante”. Ni que hablar de defender la tesis de que el periodismo debe presentar posiciones antagónicas y “jamás una sola voz” en un artículo en donde no hay levantado ninguna óptica alternativa a la del autor.

Pero lo más interesante de la nota es el total desconocimiento que Wiñazki tiene sobre los medios yankees, que lo lleva a sostener payasadas como que “La derecha del Norte está hoy encaramada en el creciente movimiento del Tea Party: ultraconservadores que activan militantemente, confrontando con Obama y los demócratas. Son ellos, especialmente, los que prefieren las usinas de periodismo militante a las no militantes.

Primero, si efectivamente fuera así, no es un argumento que pueda justificar nada, así como no serviría para defender la despenalización del aborto decir que Obama se pronunciaría a favor.

Segundo, sostener que la prensa partidaria de Estados Unidos es un invento de la derecha es ni siquiera haber utilizado los viáticos del Grupo para ver televisión en el hotel. Así como existe Fox New (canal pro republicano, cuyos exponentes principales son los ultraconservadores Bill O'Reilly y el recientemente despedido Glenn Beck), tenés, entre otros canales, a Comedy Central, en donde su defensa a regañadientes del oficialismo sonrojaría al mismo Barone.

Por lo demás, los diarios norteamericanos no sólo se diferencian de los nacionales en no ser hostigados por el gobierno nacional (?). También se distinguen por el hecho de tener líneas editoriales que explícitamente se orientan hacia alguno de los dos grandes partidos e incluso se definen a favor de candidatos concretos. Tal es el caso del New York Times, que en su momento hizo público su apoyo a Obama. Y lejos de ser un fenómeno yankee, tenemos el ejemplo de The Sun en Inglaterra, cuyo apoyo a los conservadores en la última elección (que significó un giro a su histórica tradición laborista) se vivió casi como si se tratara de la defección de un partido aliado.

En definitiva, lo que demuestran estos ejemplos es que el periodismo partisano está lejos de ser una anomalía, mal que le pese al desinformado Miguel Wiñazki. Por eso es que flaco favor nos hace Martín García cuando, imbuido en su personaje, sale a hablar de la necesidad de construir un “periodismo militante”. No debería pasar por ahí la cosa, no se trata de ponerse a discutir si los medios deben o no tener una orientación política, porque la tienen (aquí y en el resto del mundo), sino de problematizar ese concepto obscenamente falaz de “periodismo independiente”. Esa sí que es la verdadera anomalía que no existe en ningún lado; la pretensión totalitaria de erigirse como los impolutos trasmisores de una supuesta realidad objetiva.

Todo periodismo es político, eso es lo que hay que discutir en esta pelea sobre el sentido de los medios, y no los esfuerzos sobreactuados por mostrarse kirchneristas que hacen algunos ex propagandistas de los Rodríguez Saá.

jueves, 14 de abril de 2011

Institucionalizar el Movimiento: un ejemplo uruguayo

Y se aprobó finalmente en el Senado uruguayo la anulación de la Ley de Caducidad que había garantizado la impunidad de los crímenes cometidos por la última dictadura del país oriental.

La decisión de declarar finalmente la nulidad de la ley, que había sobrevivido a un referendo (1989) y un plebiscito (2005) en los cuales se avaló su legitimidad, generó un revuelo grande en esa experiencia compleja de ingeniería política (muy poco analizada en estos pagos) que es el Frente Amplio.

Lo que nos interesa aquí es dos expresiones específicas de estas divergencias en el seno del oficialismo. Por un lado, tenemos el caso del (ex?)senador Eleuterio Fernández Huidobro, ex tupamaro y actual dirigente de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, quien dio la discusión dentro del FA en contra de la anulación de la ley, la perdió, y se disciplinó a lo decidido por la mayoría, anunciando que luego de votar a favor presentaría su renuncia a la banca.

Yo quedé en minoría y acepté la mayoría del FA en el debate con respecto al texto que procura eliminar los rasgos más nefastos de la ley de impunidad. Pero, a mi juicio y asesorado por los abogados que saben del tema, ese proyecto no va a cumplir con los objetivos que pretende”, dijo el amigo Eleuterio dando una cátedra de lo que significa ser orgánico y respetar al colectivo del que uno forma parte. Ahora que Cobos va a tener mucho tiempo libre, no estaría mal que tomara algunas lecciones del senador uruguayo.

Pero ningún espacio político puede sostenerse en la honorabilidad de sus integrantes, y también tenemos el caso del el senador Jorge Saravia, que como ya había adelantado se pronunció en contra de la anulación de la ley. Saravia viene diferenciándose del FA hace ya varios meses, a tal punto que en marzo pasado el Movimiento de Participación Popular (el partido de Mujica, del cual renunció para postularse como presidente) lo excluyó de las filas del Espacio 609 (tendencia frenteamplista) y le reclamó la banca, cosa a lo que Jorge se negó. Con su negativa a apoyar la nulidad de la Ley de Caducidad, Jorge ahora allanó el camino para la convocatoria a un tribunal de disciplina, que probablemente concluya con su definitiva expulsión del mismo FA.

Disciplina partidaria, unidad de acción, tribunal de disciplina, expulsión, organicidad. Los amantes del modelo uruguayo o los fanáticos locales del “presidente sin rencor” podrían también tomar nota de estos conceptos, que todavía causan tanto escándalo en nuestro país de vicepresidentes opositores, unibloques marginales y escaños inorgánicos que oscilan según como mandan los vientos.

lunes, 11 de abril de 2011

el shutdown que no fue




Vamos a extrañarlos. Cuando los Estados Unidos culminen su etapa de decadencia, mientras que nos aburrimos con las monótonas noticias chinas o tratamos de no dormirnos con las películas indias, nos acordaremos con nostalgia de aquél imperio yankee que tenía la virtud de todo hacerlo entretenido.

Sin ir más lejos, nuestra discusión por el presupuesto fue bastante chota, sólo le puso algo de condimento Carrió con sus denuncias, y ni con eso levantamos. Por lo demás, era complicado cuando en verdad no estaba nada en juego. Pasó lo peor que podía pasar, es decir, no pasó nada: se prolongó el presupuesto 2010 y a otra cosa mariposa.

Los gringos no, son expertos en hacer de la política un escenario dramático: un contador que indica las horas acuciantes que faltan para que expire la última Continuing Resolution (CR), dos titanes enfrentándose en la mesa de negociación, un presidente que permanece fijo en el papel de suprapartidario que ha ensayado desde su derrota electoral, y el shutdown del gobierno federal a punto de concretarse.

El final, digno de una película de suspenso, fue el acuerdo alcanzado a una hora de que el reloj llegara a cero y el gobierno federal se viera obligado a cerrar. Harry Reid (líder de la mayoría demócrata en el Senado) y John Boehner (republicano presidente de la House of Representatives, la Cámara de Diputados norteamericana), los dos titanes en cuestión, presentaban el acuerdo que da una semana más de tiempo para terminar de cerrar un nuevo presupuesto, que incluirá recortes por más de 38 mil millones de dólares, monto bastante superior de lo que proyectaba en principio Obama. En contrapartida, los dems evitaron los “riders” (adiciones que se le agregan a una ley sólo para hacerla políticamente viable, que a veces no tienen nada que ver con el tema a legislar) que quería contrabandear el GOP, en especial el referido a la eliminación del financiamiento a programas de planificación familiar que incluyen técnicas abortivas. Según el discurso demócrata, se trató de preservar la direccionalidad política del gobierno, cediendo en la cantidad de recursos para ejecutarla.

Pero el que verdaderamente terminó festejando en todo este entuerto fue Boehner. El líder republicano salió airoso de su primera prueba de fuego cómo conductor de la oposición legislativa, para envidia de nuestro Grupo A autóctono.  La  silla eléctrica en la que se sentó cuando fue nombrado Speaker of the House después del desastre electoral de Obama el año pasado, colocó a Boehner en una posición tan clave como problemática. Se trata, nada más y nada menos, de gestionar el poder de bloquear al gobierno.

Con el fantasma de Newt Gingrich (aquél Speaker of the House que, en la misma situación, se quiso hacer el duro y obligó a Clinton a declarar el shutdown más largo de la historia norteamericana, que significó también la dilapidación del capital electoral republicano) soplándole la nuca, Boehner se animó a tensar la cuerda y a jugarse su carrera política en una apuesta en la que corría el riesgo de quedar como un pusilánime frente a su base conservadora, o como un fundamentalista frente a los moderados e independientes. Logró evitar ambas: quebró al intransigente Tea Party, consiguiendo que una parte le pidiera casi por favor que arreglara, y eludió con soltura la estrategia demócrata de hacerlo quedar como un radical que por su fanatismo contra el aborto podía ser capaz de poner en peligro la lenta salida de la recesión. Cedió en lo que tenía que ceder y se ubicó en el lugar que más le convenía ocupar, poniéndose al frente de una demanda ideológicamente transversal (la reducción del déficit) y no como referente de la causa antiabortista que, aunque muy cara para el ideal republicano, no deja ser sectorial. “Es la economía, estúpido” pareció decir Boehner, mientras que presentaba el acuerdo y saboreaba las mieles de quien ha pasado la primera prueba de un desafío que puede mandarlo al ostracismo tanto como proyectarlo a la Casa Blanca.

domingo, 10 de abril de 2011

Crispasión


Leemos:

Tras la pelea, suspenden por cinco días a Marcelo Bonelli

Luego del insólito episodio vivido por el periodista Marcelo Bonelli y el productor de su programa A dos Voces, las autoridades de Todo Noticias tomaron cartas en el asunto. Tanto el conductor como Gonzalo Manrique fueron suspendidos por cinco días. ¡Al rincón!

La noticia cobró relevancia sobre todo por los nombres involucrados. Marcelo Bonelli, hombre de trayectoria en los medios, y el productor ejecutivo de su ya clásico programa "A dos Voces".

Esta semana ambos se pelearon feo cuando el hombre que trabaja en el control del ciclo le rogaba a Bonelli que terminara el programa, ya que por la vigencia de la Ley de Medios y por política del canal, los horarios de entrega de deben ser puntuales.

Pero él se extendía en un comentario, mientras por la famosa "cucaracha" Manrique le pedía que se apurara para entregar el aire a horario. Lo cierto es que Bonelli siguió hablando, a pesar de los ruegos de Manrique. En un determinado momento, los mensajes fueron subiendo de tono por la angustia del productor para cumplir con la hora. Hasta que éste elevó la voz y le reprochó al periodista su conducta.

Bonelli explotó y, totalmente alterado, salió del estudio y se fue al control en busca de Manrique. Allí se produjo un fuerte intercambio de insultos y empezaron a volar las piñas y los gritos, mientras el resto de la producción presenciaba atónita lo que ocurría. La cosa llegó hasta tal punto que seis productores debieron intervenir para separarlos. Los gritos llegaban hasta otras áreas de las instalaciones del canal. ¡Papelón!

Según consultó DiarioShow.com a un profesional muy cercano a Marcelo, la escena de nervios no tiene explicación lógica ya que se caracteriza por ser un hombre tranquilo. "Lo malo es que haya trascendido, pero te juro que es la primera vez que le pasa algo así. Un momento de calentura lo tiene cualquiera" justificó.

jueves, 7 de abril de 2011

fetichismo tecnológico



El domingo se vota en Salta y está todo cerrado: gana cómodo Juan Manuel, el segundo también será k, corroborando la altísima imagen con la que cuenta hoy Cristina, y Olmedo hará una elección bastante decorosa pero que no alcanzará para amortizar tanta Toyota Hilux repartida durante la campaña.

Tal vez uno de los pocos elementos interesantes que presentarán los comicios es la extensión de la prueba piloto del voto electrónico, que ya se aplicó en algunas localidades en la elección provincial anterior.  

En este sentido, más que sugerente es la nota que hoy el mejor diario que tiene la prensa oligarcona (el mejor del país acaso? de ser así, hablaría más de nuestros límites que de otra cosa) le dedica a los pro y contras de este asunto.

Por mi parte, aporto la frustrante experiencia individual que viví cuando, encontrándome en Salta hace un par de semanas, pude testear el dichoso artefacto. El resultado fue que este muchacho joven, diestro con la tecnología, con un respetable conocimiento de las distintas opciones electorales, sucesivamente 1) seleccionó accidentalmente un candidato que no deseaba votar, 2) tardó su tiempo para modificar la elección y tildar a los candidatos por los cuales quería optar, y 3) trabó la máquina cuando depositó la boleta para la impresión del comprobante.

Según las fuerzas cívicas que organizaban la demostración, mi intento fallido demandaba la desconexión y el reinicio del aparato, proceso que lleva “por lo menos quince minutos”. Ante mi predecible pregunta sobre como solucionarían una contingencia de este tipo en medio del proceso electoral, la única respuesta que tuve fue un preocupado encogimiento de hombros.  

En fin, si ya de por sí me hace ruido que se tenga que realizar una inversión millonaria para remediar la incapacidad de conseguir fiscales de partiduchos carentes de militancia, viendo la poca practicidad del sistema para adaptarse a mi trato lelo y brusco que no creo que se diferencia mucho de la media nacional, desde este humilde lugar nos sumamos a la lucha a muerte contra el voto electrónico y pedimos sea agregado a la ya frondosa lista de nuevas zonceras argentinas, justo después de “no los votan los grandes centros urbanos”.

martes, 8 de marzo de 2011

Construir Kirchnerismo: sobre el affaire télam



"Confesándonos aquí, entre nosotros, todos amigos, podríamos decir que el peronismo pasa por una cosa similar. No hay que poner tanto peronismo en las paredes como persuadir a la población de que el peronismo es la verdadera causa.

Con esto quiero decir que nosotros todavía estamos accionando sobre las formas superficiales de estos aspectos. Tenemos que ir entrando paulatinamente al fondo, a la parte verdaderamente trascendente de las formas de ejecución. Claro que esto no se puede hacer de la noche a la mañana y que nosotros vamos creando paulatinamente los órganos necesarios para que vayan incidiendo profundamente en esto. El día que lo logremos, quizá no será necesario poner un cartel más en la calle.”

Juan Domingo Perón, Manual de Conducción Política

lunes, 28 de febrero de 2011

Lógica Progresista

Leemos en Página/12 una emotiva nota sobre la vida cotidiana de las comunidades aborígenes, realizada la compañera Silvia, antropóloga social, que aprovecha la oportunidad para exigir una autocrítica a los medios que abordan el tema de los pueblos originarios limitándose a su victimización, “sin darles la suficiente capacidad de empoderamiento y presencia.” Por eso Silvia, la antropóloga social, habla por ellos. Se ve que a través de ella sí “tienen presencia”. Pero miren si la tendrá clara Silvia, la antropóloga social, que, al mismo tiempo que “empodera” a las comunidades aborígenes, nos puede regalar una serie de definiciones sobre las características principales de nuestros indígenas locales.

Resumamos las Premisas:

“La mujer puede estar enterada y tener una autoridad moral, pero muchas veces no ocupa cargos políticos”

“El cargo político, en algunos casos, es hereditario por línea masculina.”

“Entrevisté a muchas mujeres mayores a las que sus padres les decían: '¿Para qué vas a ir a la escuela? La escuela no sirve para nada. Lo único que sirve es trabajar la tierra y hacer lo mínimo de primaria'”.

“Más del 90 por ciento me contó que tuvo un período de encierro durante la menarca, restricción alimentaria y demás."

“Ahora hay un mayor índice de lo que nosotros llamaríamos el embarazo adolescente y fuera del marco de la unión conyugal, pero esto está aceptado por muchas familias porque está valorizado el ser madre”.

“¿Tienen conocimiento del debate en torno de la despenalización? No, porque eso implicaría conocer derechos sexuales y reproductivos y no los conocen.”

“Pero esto de pensar el cuerpo como algo que uno previene no es parte de la cultura.”

“Hay sociedades indígenas en las que hay hombres que no harían ciertas cosas, como lavar la ropa o cocinar, porque no es parte de lo que ellos consideran su cultura.”

Después de semejantes proposiciones, la conclusión resulta tan evidente que suena incluso redundante el balance final expresado en la introducción a la última pregunta de nuestros entrevistadores:

“En ciertos aspectos parecieran estar más
avanzados que el resto de la sociedad...”

Tremendo ejemplo de razonamiento inductivo. Es una lástima que nuestro dúo de periodistas no precisaran a que aspecto en particular se referían: a la misoginia, al rechazo de la medicina preventiva, al embarazo adolescente, al encierro de las mujeres durante su tránsito a la pubertad, o al carácter hereditario de los cargos políticos. Desde acá no juzgamos las costumbres de las comunidades de nuestros connacionales, por lo menos no de aquellas que cumplan con los preceptos básicos que hacen a la supracomunidad de la cual forman parte, como argentinos. Respetando esos márgenes básicos, que cada quien que viva según le parezca. Ahora, eso sí, humildemente y puestos a elegir, déjenme decir que prefiero seguir perteneciendo al “resto de la sociedad” para la que escriben Silvia y sus amigos…

jueves, 17 de febrero de 2011

Odio a los Indiferentes


Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.

La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?

Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.

Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.

Antonio Gramsci

domingo, 13 de febrero de 2011

La Batalla de Fondo

Leemos está nota de Luis Bruschtein en Página 12, que ya tiene algunos días de ir circulando por la web…

“Cuando asumió Alfonsín, el respaldo era tan grande que la sensación generalizada era que esa fuerza sería inamovible. Si bien Alfonsín creó un precedente político importante en el radicalismo incorporando nuevos relatos a la liturgia partidaria, perdió fuerza en la sociedad. Y con su muerte recogió respeto por su historia pero no generó un proyecto. Cuando asumió Carlos Menem, otra vez la sensación era de una escena fundante. Esa alianza del peronismo con las clases altas proyectaba un poderío imbatible. Después de diez años, esa sensación se desvaneció.”

Se explica en la nota que, más allá de la mística alfonsinista y de la sobrevida de ciertos rasgos programáticos del menemismo, ambas fueron experiencias históricas, para decirlo de alguna manera, fallidas. A tal punto lo fueron, que hundieron la sola posibilidad de pensar en un tercer movimiento histórico, término que pasó a ser una mala palabra en los mundillos académicos y en el ambiente progresista que asociaba el cambio más a la “prolijidad”, la “administración” (progresista, pero administración al fin) y la “honestidad”. El mayor de todos los déficits de la Alianza, aquello que preanunciaba su fracaso, probablemente haya sido la incapacidad (más aún, el desinterés) de dotarse de un sentido histórico. Ni siquiera se propuso construirse un destino.

El caso de Kirchner puede decirse, a esta altura, que es al menos diferente. La generación de un universo simbólico propio y específico de su época, su desarrollo en una etapa de condiciones objetivas extraordinaria para América Latina, la construcción de un relato complejo de continuidad y ruptura con las fuerzas “constituyentes” que se vislumbraron en la crisis de 2001, la exitosa gestión de gobierno, y sí, el vacío de significados que dejó su repentina muerte, son elementos que permiten suponer que estamos ante un proceso de distinta envergadura que los encabezados por Alfonsín y Menem.

¿Ahora bien, alcanza para poder decir que existe algo llamado kirchnerismo? Es difícil saberlo. Fede Vázquez, en un breve pero clarificador post, divide el campo (popular?) en dos: los que creen en el kirchnerismo y los que no. Desde mi lado de la cancha, y sólo en función ir precisando los términos de un debate clave de cara al futuro, yo diría que más que en el kirchnerismo algunos creemos en la posibilidad del kirchnerismo. Y toda posibilidad es, ante todo, una disputa.

En esa lucha que ya se está dando (porque ahora es cuando), creo que es posible identificar hoy no dos sino tres vertientes bien diferenciadas. Por un lado los “Manolos”, a los que K condujo pero nunca lideró, para los cuales (tal como lo señala FV) el kirchnerismo aparece como ausencia. Para aquellos no se puede hablar de kirchnerismo más que, a lo sumo, cómo una forma de conducción que resultaba necesaria para determinado momento del país. Kirchner se parece más a esos delegados que Perón seleccionaba de acuerdo a la coyuntura, que a un potencial sucesor.

Hay otro sector, que en su gran mayoría se encuentra dentro del peronismo, para el cual el kirchnerismo es una expresión histórica del movimiento, sí, pero también es la mejor. La auténtica. La que reconcilió al peronismo con la sociedad, la que los reconcilió a ellos con el peronismo, la que se aggiornó al nuevo siglo, la que incorporó nuevamente a la vanguardia de las clases medias a un proyecto transformador, cómo en los setenta. Son, para tomar un ejemplo paradigmático, unos pibes bulliciosos que hace unos años eligieron para identificarse (no sin un dejo de provocación) un nombre reticente para el universo peronista ortodoxo, y que de pronto comienzan a volver a pintarse las remeras con la cara del general, a sacarse fotos con los dedos en V o a entonar la marcha en la sobremesa de sus asados. Son, por sobre todo, los que fueron de Kirchner a Perón, con mayor velocidad una vez fallecido Néstor, cuando la liturgia peronista se convirtió tb en una forma de demarcar el terreno, trazar una cancha que dejaba afuera a aquellos que no querían dejar de jugar en la definición de lo que es (o debe ser) el kirchnerismo, discusión abierta una vez desaparecido el líder.

Para Bruschtein, la clave estará dada por como se defina la interrelación conflictiva entre estos dos sectores en el seno del peronismo:

“De los peronistas que se quedaron, habrá muchos que se alinearán ideológicamente con el kirchnerismo, que tiene muchos de los rasgos históricos premenemistas del peronismo, y otros simularán hacerlo, también a la espera del 2015. Allí estará la confrontación de fondo y no tanto con los que se fueron. Según lo que suceda en los próximos años podría ser allí también donde se comience a reconfigurar una nueva alternativa popular de poder como construcción estratégica, sumando a los sectores kirchneristas no peronistas.”

Este último actor, el cual debido a su inorganicidad con el gobierno es más difícil de conceptualizar (meramente) como “kirchnerista”, viene ganando fuerza en los últimos meses y comienza a ser un actor medianamente influyente, después de que parecía haberse fundido tras el giro orgánico de NK en el 2005. De hecho, probablemente sea materia de un futuro post, pero en efecto aquellos transversales se fundieron luego del fracaso de esa experiencia. Esta nueva progresía (que emergió  a partir de un nuevo giro del gobierno, esta vez a causa de la “crisis del campo”), ya no referenciada en la socialdemocracia republicanista europea, que apuesta (con mejor y menor suerte) a replantear su relación con las experiencias populistas latinoamericanas, anda en búsqueda de una identidad esquiva que parece cada vez más proclive a configurarse entorno del significante “kirchnerismo”. Es decir, va en dirección de tratar de disputar (todavía de manera confusa y voluntarista) el sentido de esta palabra de doce letras que aún no sabemos qué nivel de perdurabilidad tendrá, pero que este progresismo tiene que independizar del peronismo para poder configurarla como referencia ideológica propia.

La reacción ante esto de los que sí suponen tener en claro que significa el kirchnerismo, ya lo dijimos, fue su peronización, como forma de cercar esos embates y conservar un capital que, luego del 28J donde tocó su piso de cotización, se había revalorizado mucho, lo suficiente como para no querer compartirlo con nadie. Tal situación es la que llevó a que en este último tiempo las dos ortodoxias, la kirchnerista y la peronista, tuvieran un mayor grado de afinidad, delimitándose frente a este tercero en discordia.

Pero en la política no vale la foto sino la dinámica, y si hay un mérito en la nota de Bruschtein es la de saber diferenciar entre lo que es secundario y lo que Perón llamaba el “centro de gravedad” y, así, el periodista se adelanta a los acontecimientos de estos últimos días. El “kirchenrismo de paladar negro”, de acá en más, con su líder desaparecido y su heredera natural en duda para esta elección y descartada para la siguiente, comenzará la ardua tarea no ya por acumular (para lo cual resulta comprensiblemente molesto que otros abreven en su fuente) sino por sobrevivir, lo que implicará desafiar a los únicos que ponen en riesgo su identidad, que son los que hoy la niegan, o la aceptan a regañadientes con la secreta convicción de que pasará, como las estelas en la mar…

“En lo que hace a la perduración del kirchnerismo, es indiscutible que en ocho años generó un relato vigoroso en lo simbólico y en el plano de los hechos. Tal como está planteado ya en este momento, tiene todos los elementos que alimentan una experiencia política que trasciende su instante. De lo que pase en los próximos años dependerá la fuerza de esa proyección: si se convierte en hegemónica en el campo popular, si sólo será un factor más en ese campo o si durará hasta la primera derrota.”

Cristina lo sabe, leyó a Perón (y el Chino Zannini a Mao, que en muchas cosas pensaba parecido), y por eso, entre otras cosas, es que en estos días tomó definiciones estratégicas sobre lo que vendrá…

miércoles, 2 de febrero de 2011

Egipto para principiantes: 2º parte, el estallido y sus actores


La frustración por la rigidez del régimen y el malestar por las paupérrimas condiciones sociales de la mayoría de la población, se transformaron en un caldo de cultivo que necesitaba una chispa para finalmente estallar. Sarkozy ya lo había anunciado hace un par de semanas en el G-20: “déjense de joder con los alimentos, que si no le ponemos freno a los aumentos va a haber quilombo en los países pobres”. Así fue, Zine El Abidine Ben Ali, presidente de Túnez desde 1989, comenzó el año con unas vacaciones obligadas a Arabia Saudita, después de que casi lo linchan. Efecto repetición que le dicen, el pueblo egipcio salió a las calles a emular el ejemplo tunecino, en una movilización con un alto contenido de espontaneísmo que sólo tenía un par de consignas explicitadas: salida de Mubarak, nueva constitución, gobierno civil de transición, elecciones libres. Pero, por sobre todo, quien quiera empezar a controlar el malestar general primero va a tener que apuntar a la triada pobreza, inflación y desocupación, que son las que generan la base popular para el respaldo de estas demandas democráticas que pertenecen principalmente a los sectores medios de la sociedad egipcia, y en particular de su juventud.

En efecto, el elemento más dinámico de las protestas es esta juventud no agrupada pero altamente interconectada a través de redes sociales, celulares, etc. Un nuevo ejemplo de cómo las nuevas alternativas de comunicación reemplazan (temporal y limitadamente, sólo en situaciones concretas) la organización política clásica. Pero no el primero: ya en 2008 se armó “vía facebook” una huelga general en apoyo a un reclamo de trabajadores industriales. El experimento fue un éxito, y a partir de allí surgieron (cual los grupos facebook de 678, pero en serio) espacios de militancia activa pero inorgánica, cuyo principal exponente es el grupo denominado “jóvenes del 6 de abril”, principal protagonista de las actuales protestas.

678 Facebook? No, la juventud del 6 de abril
El problema acá es que los pibes no son una opción de poder. Entonces, los “políticos en serio” están intentando, en medio de la convulsión, tomar la batuta en medio del quilombo y configurarse como referencia del proceso. No es nada fácil, pero no faltan candidatos.

Primero, hay que despejar fantasmas: ni la izquierda revolucionaria (diezmada y sin peso relevante) ni el fundamentalismo islámico son hoy opciones reales de poder. La Hermandad Musulmana (HM), por más de lo que diga cierta prensa nacional miope (que no hace más que repetir los cables informativos de las agencias yankees), es otra cosa. Como ya se ha dicho, son moderados, hace más de 40 años que tienen una estrategia pacífica, y tiene una base clase media urbana, por lo que está lejos de representar una ascenso plebeyo de características revolucionarias. Si bien las movilizaciones agarraron a la HM medio de sorpresa, lo que sí tienen a favor es una organización aceitada y con una importante presencia territorial.

pacífico logo de los Hermanos Musulmanes
Después están el resto de los partidos que funcionaban por adentro del régimen, que se han sumado a las protestas pero que están lejos de tener representatividad y legitimidad como para aspirar a algo más que a influir y participar en algún futuro gobierno. En definitiva, así como se adaptaban al régimen dictatorial por unos lugares en el parlamento, nada hace suponer que varíe esa lógica de supervivencia, aunque es probable que se torne más ambiciosa.

El otro actor relevante, que podría llegar a liderar la transición, es el recientemente regresado Mohamed El Baradei. Su rol en la Agencia Internacional de Energía Atómica (que le permitió ganar el premio nobel de la paz en el 2005) es bastante gráfico de donde podemos situarlo políticamente: denunció la falacia de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak y rechazó la invasión estadounidense, pero encabezó las críticas a las políticas de enriquecimiento de uranio que lleva adelante Irán. Ni revolucionario ni cipayo, El Baradei desarrolló su vida profesional lejos de Egipto, posee un talante bastante occidentalizado y está lejos de ser proclive a la instauración de un gobierno islámico. Es un tipo bien visto por la sociedad egipcia (principalmente por los sectores medios) y por el grueso de esa entelequia denominada “comunidad internacional”, y eso le basta para ser número puesto en la conducción de un proceso reformista, laico y democratizante. Pero es un figurón, no tiene ningún resorte partidario atrás.

se viene el progresismo: Filmus en la CABA, El Baradei en Egipto
Por ahora, cuando todavía no hay grandes cosas por repartir, todos los actores parecen ser bastante consientes de sus limitaciones y de la necesidad de actuar en conjunto para acabar con el régimen, que todavía no está derrotado. El Baradei entiende que la nueva realidad política implicará un reconocimiento del lugar de la HM, por eso se ha referido a ellos en buenos términos y se ha encargado de diferenciarlos del radicalismo islámico. Su juego está en negar que quiera hacerse del poder, pero presentarse como el garante de un proceso de transición que genere un escenario de real competencia entre las opciones políticas. Es decir, tentar a la HM con que en un futuro puedan disputar y ganar el gobierno. Es posible suponer que El Baradei apuesta a que ese compás de espera sea utilizado para consolidar una opción reformista laica que pueda disputar frente a la HM (cosa que hoy no existe), probablemente con el respaldo de unos EEUU que vería a los refor como el mal menor.

La HM, por su parte, por ahora compra negocio y reconoce la figura de El Baradei. Acá ya es más que nada especulación, pero me da la impresión de que en el estado actual de cosas lo que más preocupa hoy a los partidos de oposición (a todos) es que la cosa se desmadre en serio y que se entre en una situación de caos. No sólo por el temor al “vacío institucional” que tiene todo partido no revolucionario, sino porque en una situación de ese tipo, en donde lo que impere sea el desabastecimiento, el aumento de precios, los saqueos, etc., es posible que comience a ganar espacio la demanda de orden. Y esto abre la puerta a una intervención militar directa, ya sea para sostener al PND o para tomar directamente ellos el gobierno. Las FFAA hoy tienen, por lo menos, capacidad de veto, por lo que la “neutralidad” militar es un valor preciado para las fuerzas de oposición, del que no pueden prescindir. De ahí la necesidad de los sectores opositores, incluyendo a la HM, de resolver rápidamente el conflicto y evitar a toda costa una situación de inestabilidad prolongada.

la disposición espacial de la gente en una protesta dice mucho de su nivel de organización, he dicho
El problema se presenta más bien en el aspecto táctico: lo que la HM no negocia es la salida de Mubarak, mientras que El Baradei y los partidos opositores light aceptarían sentarse a charlar con Hosni los términos del recambio. Es una actitud que apunta a ganarse la simpatía norteamericana, pero que es riesgosa en tanto puede hacerlos quedar en offside con unas bases que lo único que tienen claro es que quieren a Mubarak afuera. La HM deja hacer, porque su negocio está ganarse la dirección de ese pueblo movilizado, pero le sirve que las relaciones con los yankees se mantengan en buenos términos: la plata que brinda EEUU a Egipto es hoy en día indispensable para garantizar la supervivencia de cualquier gobierno futuro, sea del talante que sea (de ese dinero depende la posibilidad de mantener a raya a la casta militar y brindar contención social, dos condiciones para la normalización del país)

Dejamos a Mubarak para el final, porque ya es una sombra. La negativa del ejército a reprimir terminó definitivamente con su gobierno, lo que se discute ahora es si será más tarde o más temprano. Hosni pensó al principio que esto se resolvía como en el 2005, con un par de reformas superficiales, pan y circo, y mandoble para cuando se aquietaran los ánimos. Cuando no bastó, puso por primera vez un vicepresidente (tipo desconfiado, no se lo puede culpar considerando los antecedentes en el puesto), Omar Suleiman, nexo entre Egipto y EEUU, en lo que fue un claro intento por mantener el apoyo norteamericano. Pasa que este muchacho es, además, el responsable de los servicios de inteligencia egipcios, con lo cual su convocatoria a las fuerzas de oposición para iniciar un proceso de diálogo sonó poco creíble. Lo único que puede sostener a Mubarak es el azuzar (adentro en el ejército, afuera en EEUU e Israel) el temor por lo que vendrá pero, como vimos, las fuerzas opositoras son consientes de aquello y por eso se cuidan de no quemar banderas norteamericanas ni de ser hostiles con los milicos.

Vandor + Menem + Cobos = Mubarak
Pero, si bien el discurso de la intifada musulmana ya no se lo cree nadie, tampoco eso significa que el nuevo gobierno vaya a ser más de lo mismo. Camp David probablemente sea puesto en discusión, Egipto seguramente dejará de ser la base para la tercerización de la tortura norteamericana en su lucha contra el terrorismo, el Monte Sinaí deberá ser custodiado con más precaución por Israel, el Canal de Suez volverá a ser una prenda de presión a los países occidentales. No obstante, una especie de “revolución de los colores” egipcia, como la que podría conducir hoy El Baradei, parece el mal menor que estaría dispuesto a aceptar EEUU, resignado a la imposibilidad de una salida gatopardista que mantenga en pie el régimen autocrático que tantas satisfacciones le ha brindado. Porque el mito del retorno de la Umma, el resurgimiento de la nación árabe o el ascenso de un régimen teocrático islámico, hoy son cosas que no están en la agenda, pero la política es dinámica y lo único que tiene de seguro es que nunca se sabe.