martes, 16 de agosto de 2011

Ojo al Piojo: las Tareas del Triunfo


Consumada la aplanadora victoria de Cristina Fernández de Kirchner, habrá que terminar de saborear estos dos, tres días de celebración, y volver rápidamente a pertrecharse y ocupar el puesto de batalla para los setenta días que restan. La estrategia que ya comienza a adoptar el arco  opositor es hija de la desesperación y de la falta de alternativas, pero, justamente por eso, esta vez sí que será unísona: tratarán de instalar la idea de que CFK ya ganó, que nada de lo que hagamos (ni nosotros, los candidatos; ni usted, el votante) cambiará ese resultado, y que teniendo en cuenta que los cuatro años de Cristina ya están asegurados, se puede votar a quien sea pero siempre teniendo en cuenta lo negativo que implica que una sola fuerza concentre tanto poder electoral y/o legislativo…   

Como siempre, fue Elisa Carrió la que expresó de manera más obscena este Plan B, que terminará de delinearse y ser imitado (en mayor o menor medida) por el resto de las fuerzas cuando vuelva a arrancar la campaña. Después de haber dejado el domingo en completa soledad a Adrian Pérez, poniendo la trucha en lugar del vacío de liderazgo y votos de la conducción, Lilita reapareció ayer con dos claras consignas: su apartamiento de la campaña (que evita reincinerarse en octubre, lo que da cuenta del nivel de compromiso con su fuerza) y el llamamiento al “corte de boleta” para no perder presencia legislativa de cara al nuevo período. De manera similar, pero con una cautela más acorde a sus votos (o sea, tampoco tanta), se pronunciaron hoy Alfonsín y Duhalde.

Tendremos que estar atentos en los días venideros para no contribuir a esta estrategia exacerbando al extremo el clima de triunfalismo que naturalmente tiende a proliferar en nuestro espacio, pero que sólo es electoralmente útil cuando la competencia se encuentra abierta. En efecto, bajo este escenario en donde el triunfo de Cristina ya no está en discusión, la tarea no es arrastrar en la ola de la victoria a los indecisos, sino retener a los que el domingo le dieron su aval al gobierno, para lo cual la generalización de la percepción de que “todo ya está definido” es probable que sólo pueda terminar perjudicándonos.

Aquello implica superar rápidamente el regodeo de la paliza propiciada el domingo y, tras la resaca permitida después de toda fiesta, recuperar rápido los reflejos para instalar la idea de que todavía no se ha ganado nada, remarcar a la población que este camino de progreso necesita una ratificación acorde a los desafíos que quedan por encarar, recordar a los votantes el papel de “máquina de impedir” que ha tenido el Congreso en estos últimos dos años, y explicar que el mejor contralor de una gestión de gobierno lo representan las fuerzas sociales en las que este se apoya.

Hacia allá vamos, más que nunca a paso de vencedores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario