lunes, 18 de abril de 2011

fuego disuasivo

Cinco días después de que Obama se despachara con el discurso más jugado desde su derrota electoral en noviembre de 2010, Standard and Poor’s modificó las perspectivas de la deuda norteamericana, que pasó de ser “estable” a “negativa”.

Como consecuencia, el Dow Jones cayó 1,63% apenas se conoció la noticia, y es probable que pueda bajar un poco más. Pero lo que es más grave, la decisión de S&P es el primer paso para una eventual pérdida de la categoría “AAA” que actualmente ostenta la superpotencia y que la coloca como el destino más seguro para realizar inversiones.

Estados Unidos vive hoy la extorción de las agencias de riesgo que nosotros conocimos tan bien durante el angustiante preludio de la crisis de 2001. Estas agencias, que son las mismas que no advirtieron el abismo al que se dirigía la especulación financiera que generó la crisis más importante desde la Gran Depresión, constituyen hoy la espada de Damocles que se ciñe hoy sobre los PIGS, haciendo el papel de vigías que monitorean las políticas de ajustes que se están aplicando en estos países. Ahora, insaciables, también le ponen límites a las tímidas resistencias que ensaya Barack.

Después de la tensa negociación por el presupuesto 2011, donde Obama debió aceptar recortes por 38 mil millones de dólares para evitar el shutdown del gobierno federal, el presidente intentó retomar la iniciativa y sorprendió el miércoles con un discurso “partisano” que recordó a los mejores momentos de la pelea por la Health Care Reform, que al final logró pasar (aunque bastante lavada, por cierto) a costa de la horadación de gran parte de su capital electoral. Desde entonces, y desesperado por no perder a los votantes independientes que resultan claves para el 2012, Obama ha estado “centreando”, tratando de ubicarse como estadista, por encima de las disputas partidarias, e intentando recuperar un poco la imagen de “outsider” que perdió durante sus dos años de gobierno. La estrategia era buena pero se encontró con un límite fundamental: como siempre, es la economía, estúpido.

En efecto, los republicanos se despacharon con un plan fiscal que prevé recortar en una década más de 4 billones de dólares, ensañándose especialmente con el financiamiento de Medicare (el PAMI norteamericano), pero incluyendo recortes considerables en educación, infraestructura y seguridad. Todo bien con las tácticas políticas, pero ninguna puede dar resultado en un clima de contracción económica y malestar social como el que generaría la aplicación de un ajuste fiscal de esta magnitud. Obama se vio obligado a plantarse y a desempolvar los ideales que dice defender, aunque no se deba a otro motivo que a su supervivencia política.

We will all need to make sacrifices. But we do not have to sacrifice the America we believe in. And as long as I’m President, we won’t.” señaló Barack en una de las partes más emotivas de lo que fue un discurso sorpresivamente radical, que al menos sacó del marasmo a una base demócrata que venía desilusionada ante la sobreactuación del semblante bipartidista que venía ensayando el presidente. Su estrategia de conciliación ya no corre más, veremos cómo le va en el terreno de la confrontación, si es que se anima.

Pero conviene no confundirse: la discusión entre republicanos y demócratas es de grados, el ajuste fiscal es inevitable y lo único que está en debate, para usar las palabras de Obama, es si se va a hacer con bisturí o con machete. El lobby financiero hoy dio su veredicto, y les advirtió a los estadounidenses, especialmente a su primer mandatario, que conviene que miren hacia arriba y constaten por sí mismos que la espada de Damocles del poder fáctico, también rige sobre sus cabezas.

sábado, 16 de abril de 2011

Periodismo Militante

En toda guerra hay algunos soldados que son mandados al frente como “carne de cañón” con la única esperanza de que, en el mejor de los casos, serán recordados como mártires. No será el caso de Miguel Wiñazki que, cuando finalmente el lío con Clarín pase (como pasa todo en este mundo) deberá hacer grandes esfuerzos para recuperar algo de su carrera periodística.

No sabemos que apuesta perdió Miguel, pero la cuestión es que lo han puesto a firmar las notas belicistas de Clarín, exponiéndolo a un ridículo del cual le será muy difícil volver. En medio de esa loable misión, que esperemos sea compensada como para sacrificar su vida profesional, ayer Wiñazki se despachó con una nota que demuestra que la especialización permite superar los propios límites personales.

Comencemos por señalar el cipayismo inherente a la nota en cuestión, que manda a un “enviado especial” a Austin, Texas para analizar al periodismo argento a través de un estudio realizado por una universidad norteamericana. Medio al pedo, podría haber pedido el estudio por mail, pero bueno, suponemos que semejante quemo justificaba al menos sacarlo a pasear a MW.

Por otro lado, resulta hilarante que se haga una nota de barricada, que abandona explícitamente toda pretensión de imparcialidad, justamente para criticar al “periodismo militante”. Ni que hablar de defender la tesis de que el periodismo debe presentar posiciones antagónicas y “jamás una sola voz” en un artículo en donde no hay levantado ninguna óptica alternativa a la del autor.

Pero lo más interesante de la nota es el total desconocimiento que Wiñazki tiene sobre los medios yankees, que lo lleva a sostener payasadas como que “La derecha del Norte está hoy encaramada en el creciente movimiento del Tea Party: ultraconservadores que activan militantemente, confrontando con Obama y los demócratas. Son ellos, especialmente, los que prefieren las usinas de periodismo militante a las no militantes.

Primero, si efectivamente fuera así, no es un argumento que pueda justificar nada, así como no serviría para defender la despenalización del aborto decir que Obama se pronunciaría a favor.

Segundo, sostener que la prensa partidaria de Estados Unidos es un invento de la derecha es ni siquiera haber utilizado los viáticos del Grupo para ver televisión en el hotel. Así como existe Fox New (canal pro republicano, cuyos exponentes principales son los ultraconservadores Bill O'Reilly y el recientemente despedido Glenn Beck), tenés, entre otros canales, a Comedy Central, en donde su defensa a regañadientes del oficialismo sonrojaría al mismo Barone.

Por lo demás, los diarios norteamericanos no sólo se diferencian de los nacionales en no ser hostigados por el gobierno nacional (?). También se distinguen por el hecho de tener líneas editoriales que explícitamente se orientan hacia alguno de los dos grandes partidos e incluso se definen a favor de candidatos concretos. Tal es el caso del New York Times, que en su momento hizo público su apoyo a Obama. Y lejos de ser un fenómeno yankee, tenemos el ejemplo de The Sun en Inglaterra, cuyo apoyo a los conservadores en la última elección (que significó un giro a su histórica tradición laborista) se vivió casi como si se tratara de la defección de un partido aliado.

En definitiva, lo que demuestran estos ejemplos es que el periodismo partisano está lejos de ser una anomalía, mal que le pese al desinformado Miguel Wiñazki. Por eso es que flaco favor nos hace Martín García cuando, imbuido en su personaje, sale a hablar de la necesidad de construir un “periodismo militante”. No debería pasar por ahí la cosa, no se trata de ponerse a discutir si los medios deben o no tener una orientación política, porque la tienen (aquí y en el resto del mundo), sino de problematizar ese concepto obscenamente falaz de “periodismo independiente”. Esa sí que es la verdadera anomalía que no existe en ningún lado; la pretensión totalitaria de erigirse como los impolutos trasmisores de una supuesta realidad objetiva.

Todo periodismo es político, eso es lo que hay que discutir en esta pelea sobre el sentido de los medios, y no los esfuerzos sobreactuados por mostrarse kirchneristas que hacen algunos ex propagandistas de los Rodríguez Saá.

jueves, 14 de abril de 2011

Institucionalizar el Movimiento: un ejemplo uruguayo

Y se aprobó finalmente en el Senado uruguayo la anulación de la Ley de Caducidad que había garantizado la impunidad de los crímenes cometidos por la última dictadura del país oriental.

La decisión de declarar finalmente la nulidad de la ley, que había sobrevivido a un referendo (1989) y un plebiscito (2005) en los cuales se avaló su legitimidad, generó un revuelo grande en esa experiencia compleja de ingeniería política (muy poco analizada en estos pagos) que es el Frente Amplio.

Lo que nos interesa aquí es dos expresiones específicas de estas divergencias en el seno del oficialismo. Por un lado, tenemos el caso del (ex?)senador Eleuterio Fernández Huidobro, ex tupamaro y actual dirigente de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, quien dio la discusión dentro del FA en contra de la anulación de la ley, la perdió, y se disciplinó a lo decidido por la mayoría, anunciando que luego de votar a favor presentaría su renuncia a la banca.

Yo quedé en minoría y acepté la mayoría del FA en el debate con respecto al texto que procura eliminar los rasgos más nefastos de la ley de impunidad. Pero, a mi juicio y asesorado por los abogados que saben del tema, ese proyecto no va a cumplir con los objetivos que pretende”, dijo el amigo Eleuterio dando una cátedra de lo que significa ser orgánico y respetar al colectivo del que uno forma parte. Ahora que Cobos va a tener mucho tiempo libre, no estaría mal que tomara algunas lecciones del senador uruguayo.

Pero ningún espacio político puede sostenerse en la honorabilidad de sus integrantes, y también tenemos el caso del el senador Jorge Saravia, que como ya había adelantado se pronunció en contra de la anulación de la ley. Saravia viene diferenciándose del FA hace ya varios meses, a tal punto que en marzo pasado el Movimiento de Participación Popular (el partido de Mujica, del cual renunció para postularse como presidente) lo excluyó de las filas del Espacio 609 (tendencia frenteamplista) y le reclamó la banca, cosa a lo que Jorge se negó. Con su negativa a apoyar la nulidad de la Ley de Caducidad, Jorge ahora allanó el camino para la convocatoria a un tribunal de disciplina, que probablemente concluya con su definitiva expulsión del mismo FA.

Disciplina partidaria, unidad de acción, tribunal de disciplina, expulsión, organicidad. Los amantes del modelo uruguayo o los fanáticos locales del “presidente sin rencor” podrían también tomar nota de estos conceptos, que todavía causan tanto escándalo en nuestro país de vicepresidentes opositores, unibloques marginales y escaños inorgánicos que oscilan según como mandan los vientos.

lunes, 11 de abril de 2011

el shutdown que no fue




Vamos a extrañarlos. Cuando los Estados Unidos culminen su etapa de decadencia, mientras que nos aburrimos con las monótonas noticias chinas o tratamos de no dormirnos con las películas indias, nos acordaremos con nostalgia de aquél imperio yankee que tenía la virtud de todo hacerlo entretenido.

Sin ir más lejos, nuestra discusión por el presupuesto fue bastante chota, sólo le puso algo de condimento Carrió con sus denuncias, y ni con eso levantamos. Por lo demás, era complicado cuando en verdad no estaba nada en juego. Pasó lo peor que podía pasar, es decir, no pasó nada: se prolongó el presupuesto 2010 y a otra cosa mariposa.

Los gringos no, son expertos en hacer de la política un escenario dramático: un contador que indica las horas acuciantes que faltan para que expire la última Continuing Resolution (CR), dos titanes enfrentándose en la mesa de negociación, un presidente que permanece fijo en el papel de suprapartidario que ha ensayado desde su derrota electoral, y el shutdown del gobierno federal a punto de concretarse.

El final, digno de una película de suspenso, fue el acuerdo alcanzado a una hora de que el reloj llegara a cero y el gobierno federal se viera obligado a cerrar. Harry Reid (líder de la mayoría demócrata en el Senado) y John Boehner (republicano presidente de la House of Representatives, la Cámara de Diputados norteamericana), los dos titanes en cuestión, presentaban el acuerdo que da una semana más de tiempo para terminar de cerrar un nuevo presupuesto, que incluirá recortes por más de 38 mil millones de dólares, monto bastante superior de lo que proyectaba en principio Obama. En contrapartida, los dems evitaron los “riders” (adiciones que se le agregan a una ley sólo para hacerla políticamente viable, que a veces no tienen nada que ver con el tema a legislar) que quería contrabandear el GOP, en especial el referido a la eliminación del financiamiento a programas de planificación familiar que incluyen técnicas abortivas. Según el discurso demócrata, se trató de preservar la direccionalidad política del gobierno, cediendo en la cantidad de recursos para ejecutarla.

Pero el que verdaderamente terminó festejando en todo este entuerto fue Boehner. El líder republicano salió airoso de su primera prueba de fuego cómo conductor de la oposición legislativa, para envidia de nuestro Grupo A autóctono.  La  silla eléctrica en la que se sentó cuando fue nombrado Speaker of the House después del desastre electoral de Obama el año pasado, colocó a Boehner en una posición tan clave como problemática. Se trata, nada más y nada menos, de gestionar el poder de bloquear al gobierno.

Con el fantasma de Newt Gingrich (aquél Speaker of the House que, en la misma situación, se quiso hacer el duro y obligó a Clinton a declarar el shutdown más largo de la historia norteamericana, que significó también la dilapidación del capital electoral republicano) soplándole la nuca, Boehner se animó a tensar la cuerda y a jugarse su carrera política en una apuesta en la que corría el riesgo de quedar como un pusilánime frente a su base conservadora, o como un fundamentalista frente a los moderados e independientes. Logró evitar ambas: quebró al intransigente Tea Party, consiguiendo que una parte le pidiera casi por favor que arreglara, y eludió con soltura la estrategia demócrata de hacerlo quedar como un radical que por su fanatismo contra el aborto podía ser capaz de poner en peligro la lenta salida de la recesión. Cedió en lo que tenía que ceder y se ubicó en el lugar que más le convenía ocupar, poniéndose al frente de una demanda ideológicamente transversal (la reducción del déficit) y no como referente de la causa antiabortista que, aunque muy cara para el ideal republicano, no deja ser sectorial. “Es la economía, estúpido” pareció decir Boehner, mientras que presentaba el acuerdo y saboreaba las mieles de quien ha pasado la primera prueba de un desafío que puede mandarlo al ostracismo tanto como proyectarlo a la Casa Blanca.

domingo, 10 de abril de 2011

Crispasión


Leemos:

Tras la pelea, suspenden por cinco días a Marcelo Bonelli

Luego del insólito episodio vivido por el periodista Marcelo Bonelli y el productor de su programa A dos Voces, las autoridades de Todo Noticias tomaron cartas en el asunto. Tanto el conductor como Gonzalo Manrique fueron suspendidos por cinco días. ¡Al rincón!

La noticia cobró relevancia sobre todo por los nombres involucrados. Marcelo Bonelli, hombre de trayectoria en los medios, y el productor ejecutivo de su ya clásico programa "A dos Voces".

Esta semana ambos se pelearon feo cuando el hombre que trabaja en el control del ciclo le rogaba a Bonelli que terminara el programa, ya que por la vigencia de la Ley de Medios y por política del canal, los horarios de entrega de deben ser puntuales.

Pero él se extendía en un comentario, mientras por la famosa "cucaracha" Manrique le pedía que se apurara para entregar el aire a horario. Lo cierto es que Bonelli siguió hablando, a pesar de los ruegos de Manrique. En un determinado momento, los mensajes fueron subiendo de tono por la angustia del productor para cumplir con la hora. Hasta que éste elevó la voz y le reprochó al periodista su conducta.

Bonelli explotó y, totalmente alterado, salió del estudio y se fue al control en busca de Manrique. Allí se produjo un fuerte intercambio de insultos y empezaron a volar las piñas y los gritos, mientras el resto de la producción presenciaba atónita lo que ocurría. La cosa llegó hasta tal punto que seis productores debieron intervenir para separarlos. Los gritos llegaban hasta otras áreas de las instalaciones del canal. ¡Papelón!

Según consultó DiarioShow.com a un profesional muy cercano a Marcelo, la escena de nervios no tiene explicación lógica ya que se caracteriza por ser un hombre tranquilo. "Lo malo es que haya trascendido, pero te juro que es la primera vez que le pasa algo así. Un momento de calentura lo tiene cualquiera" justificó.

jueves, 7 de abril de 2011

fetichismo tecnológico



El domingo se vota en Salta y está todo cerrado: gana cómodo Juan Manuel, el segundo también será k, corroborando la altísima imagen con la que cuenta hoy Cristina, y Olmedo hará una elección bastante decorosa pero que no alcanzará para amortizar tanta Toyota Hilux repartida durante la campaña.

Tal vez uno de los pocos elementos interesantes que presentarán los comicios es la extensión de la prueba piloto del voto electrónico, que ya se aplicó en algunas localidades en la elección provincial anterior.  

En este sentido, más que sugerente es la nota que hoy el mejor diario que tiene la prensa oligarcona (el mejor del país acaso? de ser así, hablaría más de nuestros límites que de otra cosa) le dedica a los pro y contras de este asunto.

Por mi parte, aporto la frustrante experiencia individual que viví cuando, encontrándome en Salta hace un par de semanas, pude testear el dichoso artefacto. El resultado fue que este muchacho joven, diestro con la tecnología, con un respetable conocimiento de las distintas opciones electorales, sucesivamente 1) seleccionó accidentalmente un candidato que no deseaba votar, 2) tardó su tiempo para modificar la elección y tildar a los candidatos por los cuales quería optar, y 3) trabó la máquina cuando depositó la boleta para la impresión del comprobante.

Según las fuerzas cívicas que organizaban la demostración, mi intento fallido demandaba la desconexión y el reinicio del aparato, proceso que lleva “por lo menos quince minutos”. Ante mi predecible pregunta sobre como solucionarían una contingencia de este tipo en medio del proceso electoral, la única respuesta que tuve fue un preocupado encogimiento de hombros.  

En fin, si ya de por sí me hace ruido que se tenga que realizar una inversión millonaria para remediar la incapacidad de conseguir fiscales de partiduchos carentes de militancia, viendo la poca practicidad del sistema para adaptarse a mi trato lelo y brusco que no creo que se diferencia mucho de la media nacional, desde este humilde lugar nos sumamos a la lucha a muerte contra el voto electrónico y pedimos sea agregado a la ya frondosa lista de nuevas zonceras argentinas, justo después de “no los votan los grandes centros urbanos”.